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Mostrando entradas de mayo, 2007

Se cierra el círculo

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1. Quizá esté soñando Tumbado al fondo de la playa sobre una maraña de lo que parecían viejos periódicos, dormitaba silenciosamente, como si ni él mismo se hubiera dado cuenta de que estaba ahí. Ni siquiera parece respirar. Quizá está soñando. 2. El cañonero En un primer vistazo, nuestra mirada se clavó en una inscripción que destacaba sobre las demás por su hermosura y claridad. Nos acercamos a leerla: "Gabriel Gomes Da Silva de Lisboa, cañonero de la nao corsaria de Exeter, apresado el 13 de julio del año del señor de 1756." No, no es ninguno de ellos –nos dijimos- ¿los encontraremos? 3. Sophie - ¿Y porqué Coñac? - Porque deseábamos conocer la región y buscar en éste castillo unos grafitos de los que tuvimos noticia a través de Internet. - ¿Y los han encontrado? - Sí, pero desgraciadamente no hemos podido hacer una fotografía en condiciones. Nos quedaremos con el recuerdo. - Si lo desean pueden dejarme un correo electrónico y si es posible hacerlo, se la envío. Sophie, era

La sustancia de los sueños

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Cuentan que a las lluvias las traía el mismo viento, rastrillando con sus dedos la superficie de lagos, ríos y mares para lanzar sus aguas a las alturas y dejarlas caer, como de rebote, donde la providencia lo estimara oportuno. Muchos afirmaban haber visto alzarse hasta el cielo grandes cantidades de agua, de manera que por unos instantes cambiaban su curso para dirigirse a lo alto, como si se tratara de un río celeste. Así es cómo se originan las tormentas, y cómo éstas producen naufragios, y las vidas de los navegantes cambian en un instante llegando a las orillas más insospechadas, y quedando mudada en ocasiones su condición. Aquél día de finales de abril, mientras esperábamos el momento de acercarnos a Cognac para destapar por fin el enigma que nos había llevado hasta aquellas tierras, visitamos el faro de Cordouan, uno de aquellos lugares que son pasto de los vendedores de posters, con torre rodeada de un mar tempestuoso. Según cuenta una de esas leyendas que terminan por engros

Las tentaciones de la curiosidad

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Llevábamos un par de horas buscando por entre las paredes de la tour de la Lanterne el rastro de algo que tiene que ver con mi penúltima anotación, con aquella referida al último mohicano, cuando dimos con un grafito firmado por un corsario que decía ser natural del mismo lugar del que somos nosotros. Lo fotografiamos y anotamos su nombre, ¿quién podría ser? -pensamos-, ¿cómo llegó hasta allá?; Sería interesante saberlo… Dudamos por unos instantes, pero al poco seguimos con nuestra búsqueda. - Vamos a dejarlo y continuemos con lo nuestro. No permitamos que nada nos distraiga. Cuando terminamos de revisar lo que había en aquella planta, decidimos subir a la siguiente. Por el camino, mientras dábamos vueltas y vueltas por aquellas angostas y mareantes escaleras concéntricas, di de frente con una curiosa inscripción: “Paul H. Noe” Y debajo una fecha que no era otra sino la del mismo día, mes y año de mi nacimiento. ¡Endiablada casualidad!. ¿Quién sería ese hombre?, ¿qué hacía ahí?; en aq