En el centro del mundo

Cada vez que lo lanza
cae, justo,
en el centro del mundo.
(Octavio Paz, Niño y trompo)


En ocasiones, cuando uno siente en su ánimo el pesado aliento del destino, busca refugio en los recuerdos más lejanos, en aquellos en los que la inocencia caminaba de la mano de la esperanza, y el tiempo era lo suficientemente generoso con nosotros como para permitirnos disfrutar del baile de una perinola:
pon una
pon dos
toma una
toma dos
toma todo
todos ponen

y nuestros ojos vigilaban atentos la espontánea danza de lo que está por llegar, desde aquél lugar, en el centro del mundo.

Comentarios

Leodegundia ha dicho que…
¡Qué recuerdos!. Yo tuve una pirindola (así la llamábamos nosotros) que durante una época fue uno de los juegos que realizábamos cuando llovía y no nos dejaban salir de casa.
Era fácil entonces enfrentarse al futuro pues la pirindola terminado su baile nos decía exactamente cual era nuestra suerte.
Lejana la niñez, la pirindola de la vida con sus giros apresurados nos obliga a decidir por nosotros mismos nuestro destino.
Anónimo ha dicho que…
las pirindolas eran como los pavos reales de los trompos,
te hipnotizaban mirándolas,
aunque no servían para nada,

no podías picar-chapas
ni subirla a la mano,
ni guardarla en el bolsillo,
bueno sí,
¡Podías sacarla para que alguien que no te hacía caso, volviera despectivamente la cabeza y te dijera,
- ¿es tuya?, ¿me la dejas?
Isabel Barceló Chico ha dicho que…
En la edad adulta perdemos ese lugar de centralidad. Maravillosa niñez, cuando toda la vida está aún por delante, inmaculada, hermosa, como si no la hubiéramos estrenado todavía. Pero sí, ya está dentro de nosotros.
Besos, querido amigo.
alida ha dicho que…
Charles, el tiempo lo quisiéramos detener, y volver a la niñez
La perinola que nos enseñas en un como trompito, abrir los ojos para esta atentos
Ufsss que gratos recuerdos

Un abrazo
Pedro J. Sabalete Gil ha dicho que…
Sí a mi me gustaban las peonzas pero en especial me acuerdo de un arco que me fabriqué con madera de olivo y al que oportunamente coloqué la tensa cuerda de una raqueta de tenis. Era mi amigo, mi centro del mundo. Me internaba solitario por los olivares de Jaén como por la jungla y siempre tenía provisiones de ciervos y mataba leones y osos.
Todavía lo guardo como mi totem de inocencia e imaginación.

--
Saludos.
Chela ha dicho que…
"Todos ponen" sus comentarios.

Querido Charles. ¡Que alegría que estés de nuevo en la blogosfera!. Aunque a mi casi se me pasa septiembre sin visitarte.Hoy te he ido encontrando por los blogs que visitaba y que estoy retomando pues yo hice también mi "intermedio" en agosto y parte de este mes pues he prolongado mi estancia en un apartamento en la playa ya que este mes hace mejor tiempo que el anterior.

Como Leodegundia, mis hermanos y yo también jubabamos con la perinola (la conservo)e igualmente le llamabamos la pirindola. Había demasiadas tardes de lluvia e inviernos que no se si entonces lo eran pero, al menos a mi, me parecian largisimos.

Se me paso la oportunidad de participar en el jueguecito del post anterior que ha estado muy entretenido, ¡pero una vez conocida la respuesta!...

Bueno, me alegra muchisimo poder volver a leer tus posts.

Un saludo cariñoso.
Anónimo ha dicho que…
Mmm.. em mi epoca no habia ya de eso.. ;) Aunque siempre nos quedaban las canicas, o las chapas..
Unknown ha dicho que…
la ilustración es preciosa
Besos!
Charles de Batz ha dicho que…
Gracias a todos por vuestra visita que anima bastante a seguir adelante. Sobre todo cuando a uno le pesan aún los dos meses de silencio, se ve casi incapaz de articular palabras sobre el papel de este cuaderno y le tienta la idea de cerrarlo definitivamente. Afortunadamente esto es como un afecto, y como llega se va.

Por cierto, Chela, que te he añadido a mi lista de enlaces. Espero que no te importe.

Salud
Akasha Déclenché! ha dicho que…
Cuando el tiempo pesa tanto, hay que darle otra vuelta a la pirinola, que la ruleta tiene tres posiciones: reino, reiné y reinaré... en juegos de azar se nos pasa la vida, viviéndola.

V V
Manuel ha dicho que…
Bendita edad en que somos el centro del universo

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