Les pierres sauvages
¿Y ahora qué?. Esa es la sensación con la que uno se queda cuando ha leído un libro de esos que le dejan tal regusto, que con placer volvería a sus páginas o a otras semejantes de su mismo autor. Se puede llegar hasta a sentir algo de pereza a iniciar una nueva lectura totalmente distinta y durante unos cuantos días, por lo menos en mi caso, paso el tiempo revoloteando de aquí para allá empezando este libro, continuando aquél que dejé o releyendo alguno en que creo poder encontrar el cobijo conocido en el que todo lector errático se ha refugiado en alguna ocasión.
“Les pierres sauvages” es uno de ellos, y me cuesta entender que no se haya editado ninguna traducción al castellano. Ni siquiera había oído hablar de él hasta hace algunos meses. En medio de tanta bazofia escrita por encargo para mayor gloria del famosuelo de turno, de tanto lugar común, de malas películas que pretenden traducir sus efectos especiales a palabras, etc…, parece no quedar lugar para esas obras reposadas, reflexivas y llenas de aire fresco que no han gozado del dudoso honor de ser calificadas como obra maestra.
De este libro me hablaron por primera vez en Fontfroide mientras charlábamos con otros visitantes por la nave central de la Abadía. Me contaron que era obra de un tal Fernand Pouillon, al parecer un conocido arquitecto francés del que, como luego supe, en España se han editado unas memorias.
El libro, publicado en 1964, está escrito como si se tratara del diario del monje y maestro de obra que edificó la Abadia de Thoronet, allá por el siglo XII. Pero lejos de tratarlo únicamente como una novela histórica, Pouillón se centra en la experiencia personal e íntima de su personaje, describiendo de manera magistral el nacimiento y evolución de un proceso creativo, hasta su conversión en una obra de arte.
"Todo artista, cuando trabaja, tiene, en su mina de plomo, en su pincel, o en su buril, no solamente lo que vincula su gesto con su espíritu, sino también su memoria. Un movimiento que parece espontáneo, puede haber nacido hace diez o treinta años. En el arte, todo es conocimiento, trabajo, paciencia, y aquello que puede surgir en un instante, ha llegado tras recorrer un largo camino."
A lo largo del libro acompañamos al protagonista en su diálogo interior en forma de diario, conociendo de su propia mano todas aquellas inquietudes que le invaden, sus reflexiones, proyectos y el modo en que él traduce todo ello en su obra.
"Cuando he reconocido el terreno por primera vez, la futura Abadía se me ha asemejado a esas arquitecturas de la Toscana, de mármoles pulidos y refinados: como un lujo infinito, complicado. Ahora, esto que estoy trazando sobre el plano es pesado, torpe. Me concentro en la alegría que dan los volúmenes simples, las paredes rectilíneas... Abadía cisterciense, ingenua, similar a otros cientos, compuesta con la técnica de construcción que hace ya mucho tiempo asimilé, que forma parte mi. Las dificultades de esta obra única serán pues, como en las anteriores, la simplicidad, la humildad. La complejidad en la que había pensado antes desapareció.
Paseo tranquilamente, sin inquietud, por el plano que estoy trazando. Bordeo las fachadas como si siempre hubiera vivido allí. ¿Dónde están mis ideas abstractas, mi mundo de sueños y alucinaciones? Ahora resulta muy fácil componer como un simple encargado de la obra de una orden severa, que no admite ni debilidad, ni mentira, ni cambio en el programa: iglesia, sala capitular, refectorio, rodeando el claustro... Pasé el día dibujando como un valiente monje, albañil y encargado de obra."
A pesar de ello, su libertad de espíritu le lleva en alguna que otra ocasión más allá de lo que esa Orden severa considera la simplicidad y humildad que se debe guardar:
“Santa Edith, decimosexto día de septiembre. El Abad me ha visitado acompañado del Prior. Sobre los planos del conjunto de las fachadas, se ha detenido durante un largo tiempo a observar el campanario.
- Muy alto –ha dicho-, prohibido por la Regla. Te impongo que reduzcas su altura o que lo suprimas. Un sencillo campanario de madera es suficiente.”
Más adelante, el problema lo planteará la propia piedra que emplean en la construcción, cuya calidad es tan ínfima que se destruye con la humedad. La orografía del terreno se lo pondrá difícil a una de las piezas fundamentales de toda Abadía, el claustro:
“La pendiente del terreno provoca una extraña situación en las galerías del claustro: la meridional estará más alta, dos escaleras en el extremo de las galería oriental y occidental franquearán al sur la diferencia de nivel. El abad no estaba satisfecho:
- No podremos meditar sin liberarnos de la preocupación de la marcha, subiendo y bajando escaleras. Así es imposible.”
A medida que avanza el libro, el protagonista va limando asperezas con su propio yo, dando respuesta a los problemas de su espíritu, a la vez que soluciona aquellos que le plantea esa obra tan igual, tan austera, tan semejante a otras tantas, que termina por acercarle a lo más íntimo de su ser, al origen de todas sus inquietudes.
“El valor está en ser uno mismo, con total independencia, gustándole lo que realmente le gusta, encontrando el subsuelo de sus sensaciones. Una obra no puede imitarse ni asociarse: debe ser solitaria, sana, pura. Ella surge del corazón, de la inteligencia, de la sensibilidad...”
Comentarios
Un beso
un sincero abrazo, gracias.
Ahora están de moda las novelas sobre "el como se hizo" de ciertos importantes monumentos y su trascendencia historica. Aqui en catalunya algun ejemplo (sin animo de comparar porque este libro que tu mencionas no lo he leido) podría ser "La catedral del Mar", de Idelfonso Falcones.
Una vez vi un documental sobre Michelangelo que hablaba de como se las ingenió para construir el David, con un solo bloque de marmol que tuvieron que bajar practicamente "a mano" jugándose la vida, de un determinado sitio,el único donde existía ese tipo de marmol de tanta calidad, y como se fue picando y modelando una cosa tan grande con tantisima paciencia. También se hablaba del proceso para la construccion de la capilla sixtina, de las muchas dificultades para acceder a aquel techo, para pintar "colgados", y como el lo hizo practicamente todo.
Es impactante saberlo. Son cosas realmente impresionantes...
Buf! perdona el rollo!
Saludos
Angel, bienvenida a esta casa. Ya comentaba que es una pena que no se haya traducido. !Qué se le va a hacer!
Vailima, casi mejor lo buscas en Bayona, porque la librería de la calle Gambetta la han cerrado hace unos meses y, hasta donde yo se, nos han dejado con poca cosa en San Juan de Luz.
Así es, aminúscula, aunque disfrutemos leyendo muchos libros, es cuando nos encontramos con uno con el que conectamos de manera especial, cuando realmente nos sentimos enganchados a esa lectura, llenos de esa sensación placentera que da la lectura en plenitud.
Itoiz, te recomiendo entonces que lo apuntes en tu "debe" para que el día de mañana, cuando ya hayas avanzado lo suficiente, puedas disfrutar de su lectura.
Seguro que si pasas por la tierra de los gallos, no te vendrás sólo con un libro y te traerás también más de un buen caldo de esos que tú conoces tan bien.
Isabel, estaría muy bien que algún editor se animara a publicar una traducción de este libro, aunque tal y como están las cosas, parece más que la necesidad es más cosas de la oferta que de la demanda. Totalmente deacuerdo contigo en el paralelismo espiritual entre un autor y su obra. En cierta manera creo yo que en ella se encuentran muchas de las cosas que apenas se adivinan en el autor.
Alida, de eso se trata. Anímate a leerlo. Seguro que te gustará.
Medea. Empiezo por el final: de rollo nada, todo lo contrario; a uno le hacen bastante ilusión los comentarios desarrollados. Como bien dices, primero por aquellos de "Los pilares de la tierra" y después por "La catedral del mar" están algo de moda las novelas del "cómo se hizo" (parecen los extras de un DVD ;-). De cualquier manera, mejor esto que la moda esa del "Código Da Vinci", "El misterio de Dante" o "La carabina de Ambrosio"... Eso si, hasta cierto punto encuentro una diferencia en el libro que os recomiendo: no se trata tanto de una novela histórica, sino el modo en que el protagonista se enfrenta a un hecho creativo, todo ello visto desde la perspectiva de un arquitecto del siglo XX.
Por cierto, que al leer lo que dices de Miguel Angel, he recordado una película que me pareció muy buena en su tiempo sobre su trabajo en la Capilla Sixtina. Se titulaba "El tormento y el éxtasis" y también es muy recomendable.
Muchas gracias por estar aquí.
Salud
"Todo artista, cuando trabaja, no sólo emplea lo que vincula su gesto con su espíritu, sino también su memoria", sabes que yo soy un ferviente partidario de esta teoría. No podemos desvincularnos de nuestra memoria a la hora de vivir, ni mucho menos a la de crear, sería como arrancarnos un miembro de nuestro cuerpo y arrojarlo a un canal de ponzoña. La mano del creador es un mero instrumento que utiliza todos los artilugios de los que dispone para concretar la obra. Y la memoria es uno de los más importantes, la propia, la desarrollada a medida que uno va existiendo, y la común, la colectiva, que se manifiesta siempre por las voces de los demás.
Estupenda la sinopsis de un libro, hasta ahora desconocido para mí, pero que, tras leer tus palabras, se ha convertido en una incógnita que me veré obligado a despejar en breve.
He tenido muy en cuenta tu recomendación en cuanto al nuevo diseño de mi blog, creo que ya he encontrado la solución, sin embargo te agradeceré cualquier aportación al respecto que venga de tu parte.
Me parece que no existe en el mundo algo que vincule más al destino común de los hombres que la interminable sucesión de las palabras.
Un abrazo, amigo.
Si algún editor obra el milagro de editarla, por favor, avisa.
Saludos.
Dejo Huellas de Besos con Colmillos... V V
Te abrazo.
MentesSueltas
Tu blog es como dices que es el libro: reposado, reflexivo, lleno de aire fresco.
Isabel me trajo a ti.
ciao!
Hace mucho tiempo que vengo siguiendo en mis lecturas, incluso seleccionando párrafos y comentarios, el tema de “la creatividad”, es algo que de alguna manera también he empleado en mis clases, y desde el punto de vista de mi profesión, para incidir en la necesidad de anticipar soluciones a los problemas sociales y cambios emergentes.
La formación y la información que vamos adquiriendo, las destrezas y aptitudes que vamos desarrollando, van conformando lo que yo llamo la "memoria remota" que en un momento dado, ante el apremio de la necesidad de respuestas, aflora como una nueva creación, pero que no es más que la parte visible y manifiesta de algo más profundo y previamente consolidado que no es percibido por los ajenos al creador, al artísta.
He copiado el párrafo entero, recogido por ti, en el que Pouillón describe el nacimiento y la evolución del proceso creativo, como experiencia personal y artística. Cuestión que han citado también en sus comentarios, como punto de interés, Medea, Gregorio y Liliana.
No se como pero intentaré hacerme con el libro, pues los temas relacionados con el proceso creativo figuran en mis preferencias temáticas.
Gracias Charles por tus extraordinarias páginas. Permiteme seguir visitando tu blog para enriquecerme.
Un abrazo.
Salud
Un abrazo
Muchas gracias de nuevo y salud