Vuelo nocturno
Al principio pensé que lo mejor iba a ser buscar alguno de los libros que estoy leyendo, y perderme en su lectura durante un rato, justo hasta el momento en el que el sueño me atrapara por fin, y pudiera volver de nuevo a esa cama en la que me había pasado cerca de dos horas de tedioso insomnio.
Todavía estoy por las primeras páginas del Epicuro de Carlos Garcia Gual, allá por donde se habla de Diógenes y su manifiesta ciudadanía universal frente al obligado orgullo de pertenecer a un grupo, a una polis. Leí cómo Arístipo de Cirene, en medio de una discusión con Sócrates, soltó aquello de que no deseaba verse enjaulado en ningún régimen cívico, pues se sentía extranjero en todas partes:
Todavía estoy por las primeras páginas del Epicuro de Carlos Garcia Gual, allá por donde se habla de Diógenes y su manifiesta ciudadanía universal frente al obligado orgullo de pertenecer a un grupo, a una polis. Leí cómo Arístipo de Cirene, en medio de una discusión con Sócrates, soltó aquello de que no deseaba verse enjaulado en ningún régimen cívico, pues se sentía extranjero en todas partes:
Oud’eis politeían emautòn kataklefo, allà xénos pantachoû eimi
Bonito, muy bonito, pero también demasiado familiar para aquellas horas de sueño y soledad. Así que preferí dejar descansando al perro que reniega de su collar para encuentros más lucidos.
Al fin y al cabo en aquél momento no pensaba más que en dormir, en el modo de conjurar el insomnio, y poder volver a la cama para entrar en la tierra de de los sueños.
Pero hasta entonces, ¿qué hacer?, ¿Asalto la nevera y me pongo una película? No, tampoco es eso lo que busco –pensé-: mejor me voy al ordenador y vagabundeo durante un rato, saltando de enlace a enlace, como quien no busca nada en concreto… Y así estuve un buen rato, fijando muy poco la atención en lo que iba visitando, hasta que llegué no se cómo a la página de Michael Kenna, un fotógrafo inglés que ha recorrido medio planeta para captar con la cámara su peculiar visión del mundo, llena de silencios y exenta casi siempre de cualquier presencia humana.
Lo primero que me llamó la atención y detuvo mi paso fue la imagen de un árbol en medio de un paisaje helado, en el que difícilmente se distinguen el cielo de la tierra. Está desprovisto de hojas, tanto que sus ramas y su tronco parecen más un esqueleto, los restos de un pez flotando en el vacío. Es como si entre el suelo helado y el aire acuoso no hubiera mayor diferencia que la que hay entre las distintas profundidades del mar.
Al fin y al cabo en aquél momento no pensaba más que en dormir, en el modo de conjurar el insomnio, y poder volver a la cama para entrar en la tierra de de los sueños.
Pero hasta entonces, ¿qué hacer?, ¿Asalto la nevera y me pongo una película? No, tampoco es eso lo que busco –pensé-: mejor me voy al ordenador y vagabundeo durante un rato, saltando de enlace a enlace, como quien no busca nada en concreto… Y así estuve un buen rato, fijando muy poco la atención en lo que iba visitando, hasta que llegué no se cómo a la página de Michael Kenna, un fotógrafo inglés que ha recorrido medio planeta para captar con la cámara su peculiar visión del mundo, llena de silencios y exenta casi siempre de cualquier presencia humana.
Lo primero que me llamó la atención y detuvo mi paso fue la imagen de un árbol en medio de un paisaje helado, en el que difícilmente se distinguen el cielo de la tierra. Está desprovisto de hojas, tanto que sus ramas y su tronco parecen más un esqueleto, los restos de un pez flotando en el vacío. Es como si entre el suelo helado y el aire acuoso no hubiera mayor diferencia que la que hay entre las distintas profundidades del mar.
Tree Portrait, Study 5, Wakoto, Hokkaido, Japan, 2005
Esa soledad, la del árbol, tiene un algo de nostálgica, de recuerdo perdido en el olvido, de tiempo detenido en sí mismo que exhibe sus entrañas desnudas, rodeadas de vacío. Estoy en lo que no digo –parece querer anunciarnos-, y si quieres conocerme, recorre mis palabras para dar con los límites de mi silencio…
Entonces, uno de esos extraños resortes de la memoria que nos traen a la cabeza palabras y fragmentos que parecen querer asomarse por entre los pensamientos insomnes, me susurró aquello que escribió Walter Benjamín:
“Jamás podremos rescatar del todo lo que olvidamos. Quizá esté bien así. El choque que produciría recuperarlo sería tan destructor, que al instante deberíamos dejar de comprender nuestra nostalgia. De otra manera, la comprendemos, y tanto mejor, cuanto más profundo yace en nosotros lo olvidado”
Y es que nuestra única tierra, el tiempo, no es otra cosa que movimiento, y cuando lo observamos en silencio, se parece mucho al humo que sale continuamente de aquellas enormes chimeneas en medio de la noche, en el mismo momento en que intento conciliar el sueño.
Entonces, uno de esos extraños resortes de la memoria que nos traen a la cabeza palabras y fragmentos que parecen querer asomarse por entre los pensamientos insomnes, me susurró aquello que escribió Walter Benjamín:
“Jamás podremos rescatar del todo lo que olvidamos. Quizá esté bien así. El choque que produciría recuperarlo sería tan destructor, que al instante deberíamos dejar de comprender nuestra nostalgia. De otra manera, la comprendemos, y tanto mejor, cuanto más profundo yace en nosotros lo olvidado”
Y es que nuestra única tierra, el tiempo, no es otra cosa que movimiento, y cuando lo observamos en silencio, se parece mucho al humo que sale continuamente de aquellas enormes chimeneas en medio de la noche, en el mismo momento en que intento conciliar el sueño.
Ratcliffe Power Station, Study 2, Nottinghamshire, England. 1985
Comentarios
En segundo, cierto que no podemos rescatar del todo lo que olvidamos, por eso nos limitamos a recrearlo nuevamente desde nuestra vetusta memoria. Los recuerdos evolucionan con el tiempo y las evocaciones sucesivas, Charles, al menos yo lo creo así, de manera que al final, el recuerdo no se parece en nada al primigenio, pero nosotros lo sentimos igual de cierto, igual de sucedido.
Un abrazo.
"Hice un seminario con Carlos García Gual, todavía recuerdo la facilidad con la que leía el griego antiguo"
"Maravillosa foto la del árbol, me gustaría apropiármela para mi pérfil pero no debo hacerlo"
"Ese fotógrafo es bueno si a Charles le gusta, voy a visitarle"
"Que bella cita de Benjamín y de que forma tan brillante de concluir la entrada"
Más o menos eso pensé mientras te leía. Ahora atenderé esas cosas pero recordaré la cita de Benjamín por mucho tiempo.
Gracias Charles.
Me ha venido a la cabeza al leer tu anotación.
Un beso
aunque
tiene algunos
sintomas
como si
se hubiese roto la botella
del
armañac en una hora perra, y del disgusto no te pudieras dormir.
bello, molto bello.
un saludo
Un abrazo charles, excelentes imágenes arropando tus letras.
Y sí, Charles, nuestra única tierra es el tiempo.
Salud.
Un abrazo.
Amigo Goathemala, imagino lo que disfrutarías en el seminario que mencionas. Por lo que he leído a Garcia Gual da la impresión de ser muy ameno, didáctico y gran conocedor de la cultura clásica. Envidiable. Por cierto, espero que te haya gustado la obra de Kenna.
Fiamma, lo mismo digo: espero que disfrutes de la visita a la página de Kenna. A mi me pareció muy interesante.
No he podido evitarlo, Vere, y según te leía pensaba en volver a encontrarme con aquellas palabras que el mismo Machado puso en boca de Abel Martín, otra de sus geniales criaturas:
Cuando el Ser que se es hizo la nada
y reposó, que bien lo merecía,
ya tuvo el día noche, y compañía
tuvo el hombre en la ausencia de la amada.
¡Fiat umbra! Brotó el pensar humano.
Y el huevo universal alzó, vacío,
ya sin color, desustanciado y frío,
lleno de niebla ingrávida, en su mano.
Toma el cero integral, la hueca esfera
que has de mirar, si lo has de ver, erguido.
Hoy que es espalda el lomo de tu fiera,
y es el milagro del no ser cumplido,
brinda, poeta, un canto de frontera
a la muerte, al silencio y al olvido.
(!Tiempos aquellos en los que brindábamos insconscientes recitando los dos últimos versos!)
Como bien dices, querida Vailima, hay olvidos de muchos tipos y según se empleen puede convertirse en un arma o en un bálsamo. Me quedo con aquél que nos redime o que sirve para evocar, recrear o simplemente recordar lo que no fue, sin querer hacer de ello ningún dogma, sino simple goce. En cuanto a su empleo como veneno de ese pasado común que es la historia, es algo a lo que nos estan acostumbrando con exceso, demasiado... Me alegra muchísimo haber recibido tu visita.
Si, aminuscula, pero también creo que en ocasiones parece que ni nosotros somos dueños de esa voluntad que decide qué recuerdos se quedan y cuáles se van...
Tienes, apreciado Anarkasis, una gran intuición, pues en lo único que se confunde es en lo de la rotura de la botella de Armagnac (Bas, como bien sabrás), porque en ocasiones como esas antes se la deja vacía que rota, ¿o es lo mismo?...
Amigo Herri, tengo un recuerdo muy divertido de la lectura del "Diccionario del diablo" que como tu bien dices está lleno de cinismo. Como tú bien dices, la definición de recuerdar da pie a varias interpretaciones. El caso es saber con cual de ellas podemos quedarnos... Si, ciudadanos del tiempo. Casi ná.
Eso espero, Medea, porque lo que es por cómo lo pasé aquella noche, y aún peor al día siguiente -que como siempre ocurre en estos casos, tocaba trabajar-, ni te cuento...
Gracias por pasaros por aquí.
Salud
También he tenido La Secta del Perro en mis manos más de una vez.
C. G. Gual es un buen enseñante, me gusta, he aprendido mucho a reflexionar con sus textos.
Buenas tardes, D´Artagnan.
D. Carlos es amenísimo, ilustraba incluso la realidad contemporánea de aquel entonces con ejemplos clásicos. Además es una persona muy accesible. Tengo el libro que menciona Isabel y me están dando ganas de releerlo.
Saludos.
"La secta del perro", Ula, fue uno de los primeros libros que leí de él y de hecho lo releí hace ya algo más de un año. Me gustó mucho, por su carácter ameno y didáctico, y sobre todo por el modo en que te descubre la cultura clásica. En resumen, me pasa como a tí, que me invita a profundizar en todo aquello que te descubre, y a algo más importante que eso: a reflexionar.
Un lujo, desde luego que sí amigo Goathemala, que estoy seguro disfrutarías como merece. Creo que el libro al que te refieres es "La secta del perro": como he dicho más arriba, merece una relectura, para apreciarlo con la perspectiva que da lo aprendido desde entonces...
Gracias por vuestra visita y pasad un buen fin de semana.
Salud
Me ha encantado
Un abrazo
Abrazos!!!
Dejo Huellas de Besos con Colmillos... V V
¡Como pasa el tiempo Charles!
Saludos.
Salud