Bestiario infantil
De entre los seres que poblaron
aquella lejana infancia,
hubo uno de piedra
que nunca dejó de mirarme.
Lo llamaba “pájaro”
pues tenía enormes alas,
y “mudo”, ya que jamás
respondía a mis palabras.
Cuando me acercaba a él
las noches de verano,
parecía como si la blanca y silenciosa
-así llamaban a la mirada de la luna-,
separase su cuerpo
de los muros sombríos del monasterio.
Recorría con mis dedos entonces
el tacto suave de su plumaje,
alcanzaba la cavidad de sus ojos
-¡qué es lo que habrán visto!, pensaba-,
y cerraba los míos en el giro sensual de su cuello.
A veces lo imaginaba escapar,
en una de esas que lo miraba,
y alzar el vuelo ligero, con mucho orgullo,
hacia la misma luz
que lo había devuelto a la vida.
aquella lejana infancia,
hubo uno de piedra
que nunca dejó de mirarme.
Lo llamaba “pájaro”
pues tenía enormes alas,
y “mudo”, ya que jamás
respondía a mis palabras.
Cuando me acercaba a él
las noches de verano,
parecía como si la blanca y silenciosa
-así llamaban a la mirada de la luna-,
separase su cuerpo
de los muros sombríos del monasterio.
Recorría con mis dedos entonces
el tacto suave de su plumaje,
alcanzaba la cavidad de sus ojos
-¡qué es lo que habrán visto!, pensaba-,
y cerraba los míos en el giro sensual de su cuello.
A veces lo imaginaba escapar,
en una de esas que lo miraba,
y alzar el vuelo ligero, con mucho orgullo,
hacia la misma luz
que lo había devuelto a la vida.
Comentarios
Gris de piedra húmeda descansaba en un jardín sombrío. Él solo como un depredador. Siempre acechaba al caminante y hasta cierto día, vigilante yo, ví cómo sus ojos movía.
Nunca pudo capturarme, claro, él era de piedra y yo más corría.
P.S. a la entrada de mi pueblo, Hondarribia, todavía está la estatua de un león (mi león). Por la carretera que lleva al centro a mano izquierda. Todavía tiemblo cuando lo veo.
Salud
De niños, en el atrio de una iglesia de mi pueblo jugábamos a los cormoranes, se salvaba quien se subía a una tumba que allí se encontraba adosada a la iglesia; de esa tumba lo que más me gustaba era un raro pájaro tallado en la piedra; cuando un día pregunté el porqué del nombre de ese juego me contestaron que allí estaba enterada la famila de los Cormoranes.
Un abrazo
Salud y salud(os)
Un abrazo,
Que belleza, Charles... Pasar por acá es un placer que me reservo apra momentos especiales...
Me encantan tus referencias, reales y ficticias, y tus interrpretaciones...
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SALUDOS.