Bestiario infantil


De entre los seres que poblaron
aquella lejana infancia,
hubo uno de piedra
que nunca dejó de mirarme.

Lo llamaba “pájaro”
pues tenía enormes alas,
y “mudo”, ya que jamás
respondía a mis palabras.

Cuando me acercaba a él
las noches de verano,
parecía como si la blanca y silenciosa
-así llamaban a la mirada de la luna-,
separase su cuerpo
de los muros sombríos del monasterio.

Recorría con mis dedos entonces
el tacto suave de su plumaje,
alcanzaba la cavidad de sus ojos
-¡qué es lo que habrán visto!, pensaba-,
y cerraba los míos en el giro sensual de su cuello.

A veces lo imaginaba escapar,
en una de esas que lo miraba,
y alzar el vuelo ligero, con mucho orgullo,
hacia la misma luz
que lo había devuelto a la vida.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
En mi infancia poblaban mis sueños, no un ave sino un león.
Gris de piedra húmeda descansaba en un jardín sombrío. Él solo como un depredador. Siempre acechaba al caminante y hasta cierto día, vigilante yo, ví cómo sus ojos movía.
Nunca pudo capturarme, claro, él era de piedra y yo más corría.
P.S. a la entrada de mi pueblo, Hondarribia, todavía está la estatua de un león (mi león). Por la carretera que lleva al centro a mano izquierda. Todavía tiemblo cuando lo veo.
Charles de Batz ha dicho que…
Bonita historia, Vailima. Prometo saludar en tu honor a tu León la próxima vez que me lleven a la cofradía de pescadores de tu pueblo. !Vaya chipirones, por Zeus!

Salud
Anónimo ha dicho que…
Yo temblaba al meter la mano en el león de Correos.
Anónimo ha dicho que…
Hermosa evocación Charles, que como siempre, nos hace evocar a nosotros.
De niños, en el atrio de una iglesia de mi pueblo jugábamos a los cormoranes, se salvaba quien se subía a una tumba que allí se encontraba adosada a la iglesia; de esa tumba lo que más me gustaba era un raro pájaro tallado en la piedra; cuando un día pregunté el porqué del nombre de ese juego me contestaron que allí estaba enterada la famila de los Cormoranes.
Anónimo ha dicho que…
Triste de mi, niña de ciudad que no guarda recuerdos como los vuestros, como mucho en mis veranos en el pueblo de mi padre, nos asustaban con lobos que aullaban las noches claras.
almena ha dicho que…
Hermosas palabras para una hermosa evocación

Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Creo que tuve un sentimiento parecido con las gárgolas de Notre Dame. De cerca, impresionan... Me lleve un trozito de ellas para siempre.

Salud y salud(os)
Raúl ha dicho que…
Dar vida es el principal poder de la mente humana... Yo nunca sentí nada tan vivo como ese pájaro que describes Charles...

Un abrazo,
Raúl ha dicho que…
"y vuestra presencia aquí sea tan poco oportuna como la de un pez en medio del desierto"

Que belleza, Charles... Pasar por acá es un placer que me reservo apra momentos especiales...

Me encantan tus referencias, reales y ficticias, y tus interrpretaciones...
Pedro J. Sabalete Gil ha dicho que…
Hermosa forma de revelar un temor /admiración infantil. Personalmente siempre me aterrorizó los gigantes velludos que hay en ciertas catedrales como las de Ávila o en determinados edificios.

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SALUDOS.

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