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Mostrando entradas de marzo, 2007

Naufragios

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El Señor Ignace D’Arridon se quejaba siempre de la mala suerte que había tenido. Mala suerte o intención aviesa por parte del Obispo que le había destinado a Douarnenez. Este sabía perfectamente de su afición a la botánica, de los trabajos que había realizado aprovechando los tiempos libres que le daba su labor pastoral en las diferentes parroquias que había ocupado. “Hijo –le había dicho en una ocasión-, nos consta que eres uno de los mejores en tu especialidad, y estamos orgullosos de contarte entre nosotros”. Aquello el Señor Ignace lo había interpretado como una promesa, la garantía de que en cuanto hubiera la menor oportunidad, emplearía sus contactos con otros obispados, y sería enviado a alguna parroquia rural del mediodía, de esas en las que la primavera estalla en luz y colores mucho antes de llegar, y duerme plácidamente en lo más profundo del invierno. El bueno del párroco se veía ya acortando los oficios y despachando con dos avemarías las confesiones de sus fieles, para ...

De Goussier a Bonfils

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Hay ocasiones en las que después de una larga ausencia, y tras mucho tiempo sin escribir sobre otra cosa que un tema muy particular del que no viene a cuento hacer mención, uno se queda como estancado, sin nada que decir, pero con un enorme deseo de dar de alguna manera testimonio de su presencia en este lugar. Así que la solución es echar mano de las transcripciones de lo que ya está escrito, de algo que en su momento llamó nuestra atención y quedó guardado en el cajón de espera para momentos como este. En esta ocasión, traduzco peor que mejor una carta que a mí me pareció interesante, y creo que dado el tono de esta casa, tiene perfecta cabida en ella. Se trata de un escrito dirigido a Antoine Joseph, padre del injustamente olvidado Antoine de Bonfils , por su amigo Louis-Jacques Goussier, matemático y uno de los principales ilustradores de la Enciclopedia de Diderot. --------------------------- Querido Antoine: Como ya imagino, habrás sabido de mi marcha apresurada de París por boca...